En la Txantrea asistimos con indignación a lo que consideramos un abuso de poder y una malversación de suelo público.
El Gobierno de Navarra ha cedido gratuitamente por 75 años un terreno dotacional –destinado a servicios públicos– a una cooperativa privada para construir 25 viviendas colaborativas para personas mayores de 50 años, sin necesidades vitales y sin el preceptivo cambio de uso del suelo. A ello se suma que el Ayuntamiento ha permitido la construcción del edificio aun sabiendo que incumple la normativa urbanística.
En un barrio tan envejecido como la Txantrea, ese terreno bien podría acoger un centro de día o equipamientos abiertos a toda la ciudadanía.
En cambio, se entrega a un grupo reducido para que levanten su cortijo, sin exigir requisitos que sí se piden en otros “coliving”, como que las personas beneficiarias cedan sus viviendas anteriores a la bolsa de alquiler público. Así, quienes accedan a esas viviendas colaborativas podrán conservar su casa actual como segunda residencia, venderla o alquilarla, agravando el problema de acceso a la vivienda en Navarra. Para mayor ofensa, el acceso futuro a estas viviendas queda en manos de la cooperativa, sin intervención pública que garantice transparencia ni criterios sociales de admisión.
Resulta paradójico que tanto el Ayuntamiento como el Gobierno, que se declaran defensores del gasto social y de la vivienda pública, impulsen un proyecto que reduce suelo destinado a dotaciones públicas y abre la puerta a la especulación privada.
Para más agravio, esa parcela fue obtenida hace más de 25 años tras expropiar y derribar viviendas de nuestros vecinos para destinarla a dotaciones públicas. Hoy, por “arte de birlibirloque”, se convierte en residencia privada para unos pocos privilegiados.
A los responsables del Gobierno y del Ayuntamiento de Pamplona les recomendamos la lectura de “Rebelión en la granja”, de Orwell. Si después de leerla no se les revuelven las tripas, quizá sea el momento de dimitir y dedicarse a otra cosa.
La igualdad es un pilar de los derechos sociales que no parece figurar en su agenda. El suelo público es de toda la ciudadanía, y no aceptamos que se nos robe disfrazándolo de proyecto social.