Las calles del barrio se llenan de pancartas en fachadas. No son solo telas, son la voz de un barrio indignado ante un expolio disfrazado de “innovación”.
👉 Hace 25 años nos dijeron que este solar era para dotaciones públicas.
Hoy, con total naturalidad, lo entregan 75 años a una cooperativa privada.
👉 Nos venden que es “cesión”, pero 3/4 de siglo suena más a regalo vitalicio.
Para entonces, ni nosotros ni nuestros hijos estaremos aquí para recuperarlo.
👉 Lo llaman “proyecto social”.
❌ No hay baremos de necesidad.
❌ No hay acceso abierto.
✅ Solo entra quien es socio y puede pagar.
Resultado ➡️ Club privado en suelo público.
👉 Y mientras, talan árboles, exoneran parkings obligatorios, no desafectan el suelo y se saltan otros trámites legales como si fueran un detalle menor.
💰 Urbanismo creativo… a costa del barrio.
Lo que en los balcones se grita es simple:
📢 La Txantrea no se vende, se defiende.
Cada pancarta es un recordatorio de que el suelo público pertenece al barrio, no a una cooperativa ni a un puñado de políticos que retuercen la ley para encajar sus proyectos.
Si alguien todavía cree que esto es “finanzas éticas” o “progreso”, que baje a la calle y lo pregunte a quienes han colgado esas pancartas.
La respuesta ya está escrita en las fachadas.
👉 Comparte este post. Que no se diga que no se escuchó al barrio.
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